¨La enseñanza corporal a través del movimiento somático me ha guiado a una mayor empatía y amor hacia cada cuerpo de mis alumnos, a darme cuenta que no hay limites sino que todos tenemos opciones diferentes de movimiento y nuestra propia inteligencia corporal”

¿Que te ha brindado esta formación?

Lo más importante es la estructura y el haber podido conjugar muchos saberes y mucho conocimientos que tenía asociado desde muchos lugares…desde mi camino en la danza, mi propia investigación de mi anatomía, la expresión corporal, el haber sido educadora de niños…lo me me ha ayudado es haber conjugado eso y comprender cómo usar esta información en una aplicación directa, como lo es la aplicación terapéutica, además de un camino educativo muy especifico. El tacto no lo tenía nada desarrollado y ahora entender el tacto también me ha ayudado mucho profesionalmente.

Todo es ceder y empujar. Permitir sentir el peso propio, o de la situación, o entender los recursos con los que contamos en ese momento (no con los que queremos contar). Y a partir de eso nos movemos. A partir de eso empujamos. No hay nada que forzar.

Me di cuenta que mi mente se calma cuando hago 50% menos, cuando no le imprimo tanta necesidad de ver resultados a algo. Y al hacerlo, ya puedo ver las cosas desde otras perspectivas. Me permito apreciar lo que está ocurriendo. Puedo observar la fenomenología. Y cuando doy clase, me permito no entrar tanto en la técnica y más en la observación. Y a la vez, estoy enseñando. Mis alumnos que se den cuenta también ellos mismos, que más que alcanzar un resultado, es observar el proceso en el que están.

Mi mejor versión: cuando mi cuerpo se expresa

Y de las grandes experiencias de la Certificación, fue volver a encontrar la mejor versión de mí cuando mi cuerpo se mueve libremente. En ese momento me conecto con la compasión y la empatía a través de dejarme llevar por algo tan necesario para la vida humana como es la danza.

Cada vez más incluyo esto en mis clases: sentir la vibración somática después de mover una parte del cuerpo, sentir cómo los músculos, los huesos y los órganos están vivos, e invito a mis alumnos a sentirlos. Que no nos quedemos con la idea de los esquemas en libros en donde todo está inmóvil. Seguimos vivos, y todo lo que nos conforma, también está vivo.